martes, 29 de enero de 2008

Recordando a un hombre bueno que nos ha dejado

Querido Juanjo:

Anoche la noticia nos golpeó como un mazazo. Una llamada telefónica, la noticia de tu muerte y después, el vacío. El vértigo. El llanto incontenible. La voz entrecortada de otro amigo y compañero no sabía como darme la noticia: Juanjo, nuestro querido amigo del norte, es decir tú, nos había dejado esa misma tarde. Repentinamente, y en soledad, tu vida se escapó de entre tus manos. Te has ido para siempre.. Te conocí en un noviembre de hace ya dos años, en Aranjuez. Nos vimos por última vez otro noviembre junto con otros compañeros, en el Senado. Y entre una y otra fecha… tantos recuerdos, amigo mío. Reuniones, viajes, asambleas, proyectos compartidos en esta nuestra lucha… Y tu sonrisa. Esa sonrisa de hombre bueno que no necesitabas esbozar porque iba contigo a todas partes. Te costaba enfadarte, Juanjo. Y no porque la indignación que sentías por nuestra situación no hiciese mella en ti como lo hace en los demás, sino porque, en ningún momento, por duro o tenso que fuese el debate, tu gesto era adusto. Todo en ti era amable, cálido. Generabas proximidad y confianza. Ser amiga de Juanjo era, sencillamente, algo estupendo. Tenías las ideas muy claras, sabías quién era el causante de nuestra ruina y en luchar contra esta injusticia te empleabas a fondo. De ello damos testimonio quienes hemos tenido la suerte de haberte conocido; y tus compañeros de la Junta directiva de la Plataforma Blanca, y tus asociados. ¡¡Tus asociados, Juanjo!! Eran tu mayor preocupación. Siempre pensando en ellos. Todas y cada una de tus decisiones y las de tu equipo giraban en torno a esas personas cuyo sufrimiento te resultaba tan cercano. Vivías todos y cada uno de sus problemas como si fuese el tuyo propio. Me consta que era sí. Tal vez por eso, tu corazón no ha resistido tanta pena, tanto dolor… Tanta ruina. Y siempre les defendías con la fuerza y el coraje con que lo hacen las personas dignas y honestas. Pero sin perder la compostura. Hablar contigo –por difícil que fuese el tema de conversación- resultaba siempre una delicia. "Hola Juanjo: soy Mila. ¿Tienes un minuto”? “Por supuesto que sí” Y después, cerrando nuestro diálogo, la despedida. “Vale Juanjo, un beso fuerte. Seguimos hablando”. “Venga chiqui. Hasta pronto”. Esa era tu palabra cariñosa por excelencia: "Chiqui". La utilizabas como nadie. No importaba que el destinatario fuese hombre o mujer. En nuestras reuniones, cuando las cosas se ponían tensas; o cuando las carcajadas en los momentos buenos –que también los había- nos inundaban a todos, tarde o temprano se escuchaba tu “chiqui” intercalado en alguna de las frases que, sin perder jamás tu sonrisa, nos dedicabas. Ponía todo –y a todos- en su sitio. Y te delataba. Porque tras la firmeza y la rotundidad que caracteriza el hablar del pueblo vasco, tu alma de hombre bueno y sensible se manifestaba cada vez que, sorteando la dureza del debate, el cansancio, o incluso el desacuerdo, nos regalabas tu palabra talismán que tenía la virtud de reducir la acritud de la discusión tanto como de resaltar la alegría de todos por el acuerdo.

Querido Juanjo. Queridísimo amigo mío, y de tantos otros compañeros. Tienes que saber que no nos has dejado. Que sigues con nosotros y que todo aquello que iniciamos juntos, seguirá adelante. Ahora más que nunca, porque te lo debemos, nos seguiremos empleando a fondo - más todavía, si cabe- para que esta terrible situación termine cuanto antes. Ayúdanos. Tu lucha ha llegado a su fin, la nuestra –en tu nombre y en el de tantos otros - continúa, y en ella seguiremos, como siempre, contando contigo. Desde ese lugar en el que estás, allá en lo alto -en la morada de las almas buenas- sigue cuidando de nosotros. Ayúdanos a sacar esto adelante porque sin ti, sin tu sonrisa maravillosa y tus aportaciones en esta causa, todo será un poquito más difícil. Doy inmensas gracias a Dios por haber tenido la suerte de haberte conocido, entrañable y querido amigo Juanjo. Nos has dejado muy solos, compañero. ¿Por qué siempre os vais los buenos?

Desde el dolor…. ¡¡seguiremos resistiendo!!

http://www.noalaliquidaciondeafinsa.com/v2/contenido.php?sec=32

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